La tormenta había alcanzado una magnitud inimaginable. Incluso los potentes generadores de emergencia de la Casa Blanca estaban teniendo problemas para mantenerse a flote. Por esa razón, y en previsión de cualquier emergencia, el destacamento de seguridad había redoblado sus fuerzas. Aún así, él había conseguido entrar, dejar el paquete y salir. Bajo la temblorosa luz de una lámpara de escritorio, el presidente Luthor contemplaba el contenido del paquete. Mercy Graves, su guardaespaldas personal, jamás le había visto tan inquieto. -¿Señor?- se atrevió a preguntar. -Dime una cosa, Mercy…- murmuró Luthor en un hilo de voz, y aún así sin perder la furia en su mirada fija en el paquete- ¿Cuántos de mis hombres tienen la clave de acceso a mi caja fuerte particular? Mercy vaciló un instante. No estaba segura de a qué conclusión quería llegar el presidente. -Ninguno, señor- respondió al fin-. Ni tan siquiera yo dispongo de esa clave. -Otra pregunta- prosiguió Luthor, mientras la energía volvía poco a poco a su voz.-. ¿Tú me viste depositar en mi caja fuerte particular los documentos de la adquisición de Tierra de Nadie? -Si se refiere a los documentos privados, señor- contestó Mercy, aún no muy convencida de estar haciendo lo correcto-, yo misma le escolté y monté guardia para asegurar que nadie entrase en su despacho mientras los depositaba. -¿Habías visto alguna vez esos documentos, Mercy? -Sólo una vez, señor- dijo ella-. Y únicamente la carpeta con su sello, señor. -Bien… La mirada de Luthor se posó en los preocupados ojos de su guardaespaldas. En un gesto brusco, casi salvaje, el presidente extrajo una carpeta del interior del paquete que reposaba sobre su escritorio, y la dejó caer al suelo, a los pies de Mercy Graves. -Entonces- bramó-, si nadie tiene acceso a la caja fuerte, si sabemos que los documentos estaban en su interior, ¿puedes explicarme cómo es posible que me los acaben de dejar en mi despacho, en un paquete cerrado y matasellado en China, sin que el cuerpo de guardia haya sido capaz de encontrar al mensajero? Un relámpago restalló a espaldas del presidente. Mercy Graves hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para no derrumbarse ante la mirada de fuego de su jefe. -No tengo explicación, señor- respondió sin bajar la mirada. Lex Luthor empezó a dar vueltas por el despacho oval. Era un hombre inteligente, tal vez uno de los más inteligentes en todo el país. Sabía perfectamente que no obtendría ningún resultado si se dejaba cegar por la cólera. ¿Por qué robar y devolver? ¿Qué sentido tenía infiltrarse en la Casa Blanca para entregar en mano un paquete, y que éste aparezca con el matasellos de China? A no ser… -Que salgan ahora mismo a buscarlo. No hace ni cinco minutos que llegó el paquete. No puede haber ido muy lejos. -Pero señor- inquirió Mercy-, no será fácil seguirle la pista con esta tormenta. -Cierto, Mercy- respondió Luthor, y por primera vez desde que llegara el paquete sonrió-. Y precisamente por esta tormenta, no puede haber ido muy lejos.
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(A excepción del viejo Murphy, el detective McTheodore, el reverendo McGuyrich y dos personajes más (cuyos nombres no desvelaré), todos los personajes y localizaciones mencionados pertenecen a DC Comics. Todos los derechos reservados. ESTO ES UN FANFIC. No me detengáis, soy inocente e inofensivo)
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